Cruising

Para más  de la que  podría imaginar, la actividad conocida por su vocablo inglés cruising es una de las más excitantes fantasías sexuales tradicionalmente vinculada a la homosexualidad masculina, pero que, hoy en día esta también ampliamente extendida entre las otras posibles  u opciones sexuales. 


¿Quién no ha sentido alguna vez un irrefrenable deseo de tener sexo con algún desconocido quien con cuya mirada o lenguaje corporal trata de comunicar su interés en saborear tus mieles? 

Por definición, con el cruising se pretende realizar el acto sexual con personas desconocidas en ambientes públicos o semipúblicos como parques, playas, lavabos públicos de estaciones de tren, autobuses, aeropuertos, etc… y cuenta con el morbo producido por el mismo proceso de seducción hacia personas con las que casualmente uno se encuentra y el del riesgo que supone el practicarlo en esos lugares, en principio, prohibidos para estos menesteres. Quizá nuestra educación del “esto no se toca”, “esto no se hace” o “esto está muy mal” sea la culpable de que encontremos tan excitante este tipo de actos “prohibidos” y sucumbamos a su realización como poseídos por un alter ego por encima de estas normas morales. Y es que nos encanta saltarnos ciertas barreras impuestas ya no sólo por rebeldía, sino también por la simple curiosidad de lo que nos es desconocido. 

Por eso, desde estas líneas animo a la práctica responsable del cruising, una manera sin duda más sana y directa de ligar que las hoy tan extendidas vías virtuales de los chats y páginas de citas, tan dadas a la mentira así como a la decepción y la frustración generadas al descubrirse la gran distancia existente entre la realidad creada sin límites desde el ordenador y la impuesta por las limitaciones físico-psíquicas reales con las que todos contamos. 

Así, si no quieres sorpresas, sal a ligar cara a cara y haz uso del cruising, pero ten siempre en cuenta ciertos conceptos y precauciones básicas como podrían ser: 


1.- Podrías ser víctima de un robo. Ten sentido común y no dejes nunca pertenencias sin atender. Lo mejor sería no llevar nada de valor encima. 


2.- Sé discreto. Estás en un espacio público y no todo el mundo tiene tus mismas intenciones. Elige horas en las que no vayas a molestar a personas que están en otras. 


3.- Sé limpio. Nadie tiene por qué recoger tus condones, pañuelos o botes de lubricante: la responsabilidad es tuya. 

4.- Sé cuidadoso. Algunas de las zonas de cruising pueden ser peligrosas en días de viento o por sí mismas: edificios en ruinas, accesos sin urbanizar, acantilados, etc… 

5.- Y, claro está, piensa en las enfermedades de transmisión sexual. Si te limitas a la masturbación o penetración con condón es casi imposible que pilles nada por muy promiscuo/a que seas. 


LO QUE UN GAY QUIERE VER