Los homosexuales han sido, desde siempre, discriminados. Por citar un par de ejemplos, Oscar Wilde fue condenado por sodomía a pasar unos cuantos años en la torre de Londres y el gran Leonardo Da Vinci a punto estuvo de tener problemas por este mismo tema.
En los tiempos que corren, afortunadamente, esto ha cambiado. Los homosexuales ya no necesitan esconderse y pueden “salir del armario” sin ser por ello acusados (salvo terribles excepciones, claro está) de ningún tipo de delito.
Los gays y lesbianas son personas que, en muchos casos, tienen una sensibilidad muy especial, un talento diríase que innato para las artes, las ciencias o todo ello a la vez. Valgan como ejemplo los dos grandes y polifacéticos artistas que he citado al comienzo de estas líneas. De hecho, algunos de los grandes diseñadores de moda de la actualidad tanto españoles como extranjeros, lo son.
Pero no todo es tan de color de rosa como pudiera parecer. Algunos homosexuales aún no se atreven a declarar su condición sexual por miedo a ser despedidos de su trabajo o menospreciados por su círculo más cercano, en ocasiones su propia familia.
¿Es esto justo? Evidentemente, no pero es tan real como la vida misma. La discriminación por motivos de orientación sexual es una realidad en la mayoría de las sociedades que se llaman a sí mismas civilizadas incluida la española, a la que pertenezco, pero que es mucho más acusada en otros países pertenecientes a América Latina y el mundo árabe donde llega a ser incluso delito.
Desde aquí quiero hacer un llamamiento a conocer más y mejor a los homosexuales, se encontrarán con hombres y mujeres muy especiales de los que podrán aprender mucho si no se dejan guiar por estúpidos prejuicios que no conducen a ninguna parte.